viernes, 7 de junio de 2013

LA SALSA EN CALI


A finales de los años 60 y principios de los 70, en medio de una fuerte crisis de imagen para lo que ya empezaba a conocerse como salsa, centenares de jóvenes se dejaron contagiar por la fiebre musical y dancística que predominaba en el ambiente de los grilles de la llamada ‘Zona de tolerancia’ y de los diferentes barrios populares de Cali como El Obrero, Santa Elena, Villanueva y otros.


Se trata de Honka Monka, Cabo Rojeño, El Chacarel, El Culumpio, Séptimo Cielo, Escalinata y El Escondite, grilles que sirvieron de escenario para que jóvenes, muchos menores de edad, dieran muestras de sus habilidades en el baile, actividad que se convirtió en la excusa perfecta para la sana diversión y la interrelación con personas de diferentes sectores de la ciudad. 

Pero no fue hasta 1974 cuando José Pardo Llada, un veterano periodista cubano residenciado en Cali desde 1963, vio a partir de una falsa estigmatización hacia la salsa -catalogada en aquél entonces como una música propia de los barrios marginales y vinculada a actividades peligrosas y delictivas- la necesidad de erradicar tal concepción entre la sociedad caleña. 

La solución: un espacio que permitiera demostrarles a los ciudadanos que la salsa no era más que un tipo de música cuyo baile permitía la congregación de cientos de personas, en medio de un ambiente sano, lúdico y con visos de espectáculo; el resultado: El Campeonato Mundial de la salsa organizado por José Pardo Llada y Vicente Gallego Blanco en 1974 y que tuvo lugar en el Coliseo El Pueblo. “Llego a Colombia a desarrollar mi trabajo periodístico y me entero que aquí bailan salsa; yo no sabía qué era, pero resulta que Francis Gómez, un amigo propietario de dos grilles me relacionó con ese mundo; me impresionó la forma en que bailaban, porque lo hacían de una forma atlética y distinta, con muchos movimientos; además, estaba catalogada como una actividad de gente de los barrios no recomendables”, comenta Pardo Llada.

Imagen tomada de: hsbnoticias.com

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